EL HUERTO DE LA PRINCESA VALENTINA

EL HUERTO DE LA PRINCESA VALENTINA

¡Hola de nuevo! No vas a creer lo que te voy a contar. Ese mañana ha sido de los momentos más divertidos pero a la vez inesperados que he vivido últimamente.  Estoy emocionada de encontrarme de nuevo contigo y que conozcas esta nueva aventura; será para mí, como volverla a vivir contigo y eso me hace feliz.

En esta historia vamos a hacer algo diferente y necesitarás algunas cosas, pero más adelante te lo cuento… ¡¡será grandioso!!

Una mañana salí a caminar con Chato por los jardines, el lago y el huerto, es una actividad que nos encanta compartir. Te cuento como son todos estos lugares, para que te los imagines y vayas creando todo lo que sucedió.

El pasto es muy grande y siempre está verde, porque Don Fermín se encarga de regar y abonarlo, en muchos lados tenemos flores de diferentes colores como rosas, margaritas y las favoritas de mi mamá los tulipanes. En frente está el lago lleno de pececitos y plantas encima del agua. ¿Sabías que estas plantas ayudan a que el agua esté limpia, a dar sombra y es alimento para los peces?

¡Es una vista increíble!

De lado derecho está el huerto, donde sembramos hortalizas y plantas para comer, hay albahaca, cilantro, lechuga, tomate, cebolla, fresas y ajo. Entrar ahí es hermoso, pues ves la magia de la vida. Hay muchísimas plantas ordenadas en filas y con letreros que señalan qué tipo de planta es.  Te cuento un secreto, a Don Fermín siempre lo descubro platicando con ellas jajajaja dice que por eso están tan ricas, por que crecen con amor.

Ahora sí, ya conoces todos los lugares donde ocurrió mi nueva aventura, así que hay te va.

Esa mañana caminando con Chato y platicando con él, apareció una ardilla con una hermosa cola, rápidamente Chato la empezó a perseguir y a correr y correr. Al ver eso yo también corrí detrás y comencé a gritar…

— ¡Chato no la vayas a morder, está hermosa!

Chato ni caso me hacía, solo corría por todos lados, recorrió el pasto, paso entre las flores, los árboles y luego se empezó a dirigir al lago… se acercaba más y más y pensé:

—Si sigue corriendo cerca del lago se va a caer.

Chato estaba fascinado jugando con la ardilla sin darse cuenta de lo que podía pasar…

Hasta que la ardilla se acerca al lago, brinca, pisa las flores del lago, para escapar de Chato y consigue llegar a la otra orilla, en cambio Chato cuando se acerca al lago a toda velocidad, no le da tiempo de frenar y que se cae al lago.

¿y yo? Pues igual corrí para agarrar a Chato y evitar que se caiga, pero me ganó el impulso y también me fui al agua.

Ya en el agua, quise ayudar a  Chato y  salir rápidamente, pero Don Fermín ya estaba en la orilla dándome su mano para salir y Chato regresó nadando.

Obviamente la ardilla estaba como si nada en el otro lado de la orilla y nosotros empapados y asustados, pero soltamos algunas carcajadas

—Chato mira lo que ocasionaste   —le dije toda empapada y asustada.

Chato se sacudía para secarse y yo me exprimía el vestido. En eso solo veo que Chato de nuevo arranca a correr y se va a buscar a la ardilla.

— ¿Chato a dónde vas? Le grité y me volteé a ver hacia donde corría y mi sorpresa fue ver de nuevo que iba detrás de la ardilla, pero ahora en dirección al huerto…

Entonces arrancamos a correr Don Fermín y yo, pues sabíamos lo que podía pasar…

La ardilla juguetona entró al huerto pasando por todos los caminos entre las plantas y Chato sin darse cuenta de nada, empezó a pisar las plantas del huerto y nosotros detrás gritando…

—Chato ¡cuidado con las plantas! Las vas a aplastar —le seguí diciendo.

Don Fermín igual le decía —Chato deja a la ardilla, estás pisando las plantas— y los dos seguíamos detrás de él.

Hasta que al fin lo atrapó Don Fermín, pero ya era demasiado tarde… muchas plantas del huerto, ya se habían aplastado. Entonces se hizo un gran silencio. Nos vimos cara a cara, yo asustada, llena de preocupación y cuando mis lágrimas iban a salir…

—Tini, no te preocupes —dijo Don Fermín y me miró con ternura —No fue tu culpa, yo te voy a ayudar a solucionarlo, para eso somos amigos.

Entonces mi corazón se calmó y lo miré agradecida y más tranquila.

— ¿Cómo lo vamos a resolver? Tenemos que dejarlo hermoso como estaba —exclamé

En ese momento hasta Chato ya se había calmado, seguía en brazos de Don Fermín y me miraba apenado.

—Primero ve a cambiarte, ponte una ropa seca, que se pueda ensuciar y regresas. Aquí te espero, mientras preparo todo lo necesario para arreglar el huerto —Y siguió diciendo —eso sí, deja a Chato en la casa —y soltó de nuevo una carcajada.

—Eso haré Don Fermín —y reí con él.

Me fui corriendo a cambiarme de ropa y a dejar a Chato en el balcón de mi cuarto, para que viera desde ahí, lo que íbamos a hacer. Me puse una playera, unos shorts, un sombrero y bajé de nuevo.

Ahora sí, toma nota de lo que sigue, porque es lo que tu puedes hacer en tu casa.

Regresé al huerto y ahí estaba Don Fermín, ya con lo necesario.

—Ya lista Don Fermín para trabajar con usted —le dije con una gran sonrisa

—Hoy vas a aprender a hacer un huerto —me respondió y siguió diciendo

— De ahora en adelante será tuyo —y me guiñó el ojo y continuó — Te diré lo que necesitas:

—Guantes, tierra, semillas, una maceta de manera (o puede ser directo en la tierra), un rociador de agua, una pala y un rastrillo.

—Ahora te explico cómo hacerlo y lo haremos juntos —continuó don Fermín

Te quiero decir que estaba muy emocionada, porque además de arreglar el huerto de mi mamá, iba a aprender a hacer uno y ahora voy a ser la encargada de esa parte. ¡Fue muy emocionante!

—Tini ponte los guantes y observa —siguió diciendo

Entonces me señaló donde íbamos a empezar, era donde estaban las pisadas de Chato y la ardilla.

—Primero vamos a quitar las plantas que se aplastaron y a acomodar la tierra para dejarla lista —Me explicó y siguió diciendo —cuando se usa una caja de madera para sembrar, es importante que veas que abajo tenga huecos para que el agua del riego se vaya por ahí

—Sí, porque si no, la tierra se pudre ¿verdad? —le respondí.

—Así es Tini —y siguió diciendo —ya que está suave y lista la tierra, le hacemos unos agujeros para poner la semilla y luego taparla con la tierra. Serás testigo de ver como inicia la vida de las platas. ¡Es realmente emocionante!

IMPRIME Y COLOREA

— Y después que más hacemos —le pregunté

—Las semillas ya están puestas en su cuna, que es la tierra, ahora toma el rociador y échales agua, no mucha, solo para que empiecen a recibir humedad y ya estén listas para empezar a crecer —dijo Don Fermín

— ¿Y de que son las semillas que plantamos? —le pregunté

—Son de cebolla —me respondió don Fermín

— ¿De cebolla? Dije y continué — Pero si es negra la semilla y la cebolla es blanca—

—jajajaja así es, ya verás en 15 días como van a crecer —respondió Don Fermín

En eso escuche la voz de mi mamá que se acercaba. Nos volteamos a ver y le dije a Don Fermín —ya nos descubrió

—Vale ¿Dónde estás?  —decía mi mamá

—Aquí mamá en el huerto con Don Fermín —y me acordé de todo lo que había sucedido y por qué estaba ahí y solo pude quedar colorada al verla entrar.

—Qué alegría que estés ayudando a Don Fermín con el huerto, es una actividad muy especial y que bueno que la estás aprendiendo a hacer, Don Fermín es un experto en sembrar —dijo mi mamá y siguió —te veo colorada ¿Qué te pasa Tini? —me preguntó

Mi mamá siempre sabe lo que me pasa jajajaja, así que inició la explicación de la aventura de hoy… mientras le contaba a mi mamá, ella solo me observaba con ojos grandes y de pronto soltaba una carcajada. Hasta que llegó la parte del huerto y se quedó seria, entonces pensé:

—Mamá, espero no te molestes, porfis —y seguí la historia

—Entró la ardilla y Chato y pisaron tus plantas hasta que Don Fermín atrapó a Chato y vimos lo que le había pasado a tu huerto… y nosotros solo queríamos evitar que se destruyera. Al terminar de contarle la historia,  la abracé y le dije —perdón mamá no quería que esto sucediera y mis lágrimas enseguida salieron.

Mi mamá que es muy paciente y amorosa, me siguió abrazando, limpió las lágrimas de mi cara y dijo:

—Vale tienes que cuidarte para que no te vayas a lastimar y hay que cuidar las cosas, no puedo creer que todo eso haya pasado, que bueno que Don Fermín siempre estuvo aquí para ayudarte, pero lo más importante ¿Sabes qué es? Primero que no te pasó nada en el lago, que fuiste sincera y me estás contando todo lo que ocurrió y que has aprendido a solucionar los problemas. Hoy, ya sabes que tienes que pasear con Chato, pero o lo abrazas o le pones su correa, porque es muy travieso. Ya aprendiste a sembrar y a cuidar el huerto. Y afrontar los problemas y siempre decir la verdad, ya que todo se puede solucionar.  Así que no te pongas triste, es un día especial, como muchos tuyos, porque te divertiste, te asustaste, te mojaste, solucionaste lo que sucedió con Don Fermín y aprendiste una gran lección —entonces me abrasó, aún más fuerte —y continuó

—Gracias Don Fermín por ayudar y cuidar a Vale, pero sobre todo por enseñarla a cuidar todo lo que tenemos —Ella será una gran compañera para que este huerto siempre esté hermoso.

—Es un placer Señora es una niña maravillosa —respondió Don Fermín

—Vale que te ayude Don Fermín a buscar fresas para que hagamos un pay en la tarde y celebremos la cosecha de fresas —dijo mi mamá

—Con todo gusto señora —respondió Don Fermín y me dijo —Vale agarra la canasta y sígueme

— ¡Siempre lista, Don Fermín! será un placer ser su ayudante — y caminamos riendo a carcajadas…

Esta fue una gran aventura llena de momentos diferentes,  con muchas enseñanzas y super divertida, espero que  la hayas  disfrutado  tanto como yo y te aseguro que así será tu día cuando hagas tu huerto.

Y una cosa más te quiero compartir… es importante siempre decir la verdad, aunque nos de miedo o creamos que nuestros papás se van a molestar, ¿sabes por qué? porque así aprendemos que todo tiene una solución.

¡No lo olvides!! Nos vemos muy pronto.

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