INTELIGENCIA EMOCIONAL: ¿CÓMO DESARROLLARLA DESDE LA NIÑEZ?

INTELIGENCIA EMOCIONAL: ¿CÓMO DESARROLLARLA DESDE LA NIÑEZ?

Ser consciente de las emociones (propias y ajenas) así como ser capaz de manejar las nuestras es referirnos a la Inteligencia Emocional (IE). Este concepto, aunque es útil durante esta cuarentena, no es exclusiva para situaciones amenazantes, es decir, no es ideal sólo para algunas temporadas. Educar a la niñez en inteligencia emocional es importante, pues la información recibida en esta etapa influirá en el desarrollo posterior.

Hay diversas posturas teóricas sobre la IE, algunos consideran que es una característica de personalidad y otros, la perciben como un conjunto de competencias y destrezas que pueden enseñarse y aprenderse.

La IE, vista como una habilidad, nos da la oportunidad de pensar sobre las emociones y usar este conocimiento para guiar nuestro pensamiento. Nos ayuda a resolver problemas y adaptarnos eficazmente al ambiente. Recuerda, la IE es: identificar, comprender, evaluar y diferenciar las emociones personales y de los demás, regular las propias y usarlas en la toma de decisiones (Mayer y cols., 2008).

La IE está conformada por otras habilidades como la empatía, autoconciencia, regulación de emociones y la capacidad para reflexionar (Perry y cols., 2020). Estudios han concluido que la inteligencia emocional está presente en las personas que poseen habilidades de liderazgo, están satisfechas en su trabajo, son efectivos en actividades colaborativas, tienen un buen desempeño en distintas tareas y se perciben con más salud, felicidad, crecimiento personal y bienestar. En relación a la niñez, la IE, se relaciona con la competencia social y emocional, en contextos de aprendizaje ayuda a desarrollar climas emocionales positivos, permite crear conexiones entre pares y aumenta los resultados académicos y sociales. La IE también influye en la presencia de la resiliencia y estilos de afrontamiento positivo (Bar y cols., 2000).

Te dejo la definición de algunas competencias clave de la inteligencia emocional (Spinrad y cols., 2019):

  • Empatía: es una respuesta afectiva que nos permite comprender el estado emocional de alguien más.
  • Asertividad: habilidad para expresar nuestros sentimientos, creencias y/o pensamientos de manera no agresiva, defendiendo nuestros derechos y respetando los de los demás.
  • Autoconciencia: capacidad de comprender nuestras emociones y motivos para actuar.
  • Capacidad de reflexión: proceso de aprendizaje a partir de nuestros comportamientos y experiencias; permite reconocer nuestros prejuicios, fortalezas y limitaciones. Nos ayuda a mejorar el nivel de compromiso con nosotros y los demás.
  • Flexibilidad: habilidad para modificar nuestros pensamientos, sentimientos y conductas en función de distintas situaciones.

¿Cómo puedo desarrollar la IE?

Es importante la orientación de un especialista capacitado en el tema, para que juntos elijan las estrategias que mejor se adapten a tu contexto, intereses, necesidades y características individuales, pero te dejo algunas recomendaciones generales.

  1. Para desarrollarla en nuestros hijos e hijas, como adultos somos agentes activos del clima emocional: trabajemos en nosotros primero, así seremos capaces de intervenir en la educación emocional de los demás. El aprendizaje por observación funciona, sé un ejemplo.
  2. Identifica tus emociones (¿cómo me siento?, ¿qué nombre recibe esta emoción?), esto facilitará la comprensión de tus comportamientos y pensamientos (“Actué de tal manera porque estaba enojada”).
  3. Permítete “convivir” con tus emociones. Préstales atención sin dejar, necesariamente, que ellas gobiernen tus pensamientos o acciones; actúa según tus valores y objetivos.

Sugerencias para trabajar la IE desde la niñez (Fernández y cols., 2016):

  1. Crea un clima de respeto y confianza en casa, donde todos estén cómodos al hablar de sus emociones.
  2. En la medida que surjan, ayuda a ponerle nombre a las distintas emociones (enojo, tristeza, alegría, miedo). Un ejercicio previo sería que los niños y niñas vayan identificando las diferentes expresiones faciales de las emociones (usa caritas o personajes que les resulten familiares) y que hablen sobre las situaciones que los hacen sentir semejante a cada carita. 
  3. Ayúdalos a regular sus emociones, para ello habrá que identificar cuál fue la causa de su emoción, esto ayuda a que establezcan relaciones adecuadas entre: “la aparición de un suceso importante para mí, ocasionó ciertos pensamientos, emociones y comportamientos”.
  4. Sin juzgar, juntos reflexionen sobre las reacciones que un evento generó, explícales cómo ante una misma situación las personas pueden comportarse de manera diferente.
  5. Habla de tus emociones, usa ejemplos claros y específicos (qué feliz me pongo cuando recoges tus juguetes).
  6. Crea oportunidades para que dialoguen sobre situaciones cotidianas, eventos en películas (caricaturas) o sucesos en lecturas (acordes a su edad), que den pie a trabajar la empatía y debatan sobre posibles situaciones (¿Cómo crees que la protagonista se siente?, ¿por qué crees que se siente de esa manera?, ¿qué crees que deba hacer para solucionar lo que pasó?, ¿recuerdas cuando tu pasaste por algo similar?). Con esto, también le recuerdas que los demás tienen emociones y las expresan con palabras, acciones o lenguaje no verbal.
  7. Deja que se exprese. Con las emociones que generan comportamientos no agradables (tristeza, enojo), permite que las vayan transformando en positivas. Enséñales a respirar, a relajarse, a hablar de ellas.

Recuerda: como cualquier desarrollo de habilidad o aprendizaje nuevo, puede que para algunas personas sea más complejo, ve a tu ritmo, recurre a un profesional, lee información confiable y dale el tiempo necesario para consolidar la IE.

“El mundo de los sentimientos y de las emociones nos permite adaptarnos mejor al mundo social, tener una comunicación eficaz, motivación personal, lograr objetivos, resolver conflictos interpersonales, ser empáticos…por tanto, el éxito no depende exclusivamente del cociente intelectual, la IE juega un papel indudable (Goleman, 1998)”

Ana María Concha Viera¿Qué te pareció la información? Déjame tus comentarios, me encantaría leerte.

Psicóloga del Deporte

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Referencias
Bar-On, R., Brown, J. M., Kirkcaldy, B. D., y Thomé, E. P. (2000). Emotional expression and implications for occupational stress: An application of the Emotional Quotient Inventory (EQ-I). Personality and Individual Differences, 28, 1107-1118. doi: 10.1016/S0191-8869(99)00160-9.

Fernández-Martínez, A. M., & Montero-García, I. (2016). Aportes para la educación de la Inteligencia Emocional desde la Educación Infantil. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 14(1), 53-66.

Mayer, J. D., Salovey, P., & Caruso, D. R. (2008). Emotional intelligence: New ability or eclectic traits?. American psychologist, 63(6), 503.

Perry, M. A., Creavey, K., Arthur, E., Humer, J. C., Lundgren, P. J., & Rivera, I. (2020). Cultivating emotional intelligence in child welfare professionals: A systematic scoping review. Child Abuse & Neglect, 104438.

Spinrad, T. L., & Eisenberg, N. (2019). Prosocial Emotions. In Handbook of Emotional Development (pp. 351-372). Springer, Cham.

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