SIGUE LA SIEMBRA

SIGUE LA SIEMBRA

Hola!! estaba esperando con mucha ilusión este momento… seguro, ya estás lista para seguir con la segunda parte de este proceso maravilloso de ser papás.

Nos despedimos con la invitación de hacer un trabajo personal, que nos permitiría estar listas para seguir reflexionando en los siguientes temas: el pensamiento y su impacto real en la vida, la riqueza en el deseo de saber de los niños y por qué hacen tantas preguntas, en la posibilidad real de poder cosechar en nosotros y en ellos grandes frutos, seguimos…

SIEMBRA

Sembrar es desarrollar en los niños la habilidad de tener pensamientos positivos, generadores, sanos, curiosos que lo lleven a ser capaces de aprender siempre.

Como papás debemos ser conscientes que desde que los niños empiezan a hablar, ya pueden preguntar y tu igual les puedes preguntar. La importancia de esta simple acción es asombrosa.

FUNDAMENTO Y RAZÓN DE EXISTIR EN LA VIDA HUMANA

“Las preguntas e interrogantes que los niños hacen, le permiten relacionarse y conocer el universo del que forman parte, siendo, por lo tanto, una fuente inagotable de aprendizaje”.

“Como dice Gadamer (1998), preguntar es pensar, así que alguien que no pregunta, es alguien que no quiere saber. Ante esto, diremos que los niños de entre tres y seis años quieren saber, incluso demasiado para algunos adultos.”

“Por medio de las preguntas los niños establecen comunicación y relación con los adultos, aprenden y configuran su lenguaje, piensan, juegan, reflexionan, se acercan y conocen el mundo que les rodea (Elías Burgos y Delgadillo González, 2003, p. 8), de esta forma, podemos decir que encuentran en las preguntas un fantástico vehículo para su desarrollo. Como dice Gadamer (1998), preguntar es pensar, así que alguien que no pregunta, es alguien que no quiere saber. Ante esto, diremos que los niños de entre tres y seis años quieren saber, incluso demasiado para algunos adultos”.

Las preguntas son una de las formas que los niños tienen para participar en conversaciones con nosotros, los abuelos o primos, también para captar la atención y obtener información e ir construyendo opiniones propias, que luego podrán decir a otras personas. Muchas veces los niños nos sorprenden con preguntas que ni a nosotros se nos habían ocurrido y siguen preguntando una y otra vez, porque están ávidos de llegar al origen, el cuál nosotros algunas veces no sabemos. 

Los niños de 3 a 7 años van desarrollando su lenguaje y la forma de entender la comunicación con los adultos, por eso, es importante que usemos palabras adecuadas a su edad y respuestas de la misma proporción. Así, conforme crezcan seguirán ampliando su lenguaje, vocabulario y la forma de relacionarse, para encontrar nuevos aprendizajes en cualquier entorno. De ahí, la importancia de que conserven el deseo de saber, de hecho, este deseo hizo que muchos filósofos y científicos se hicieran preguntas esenciales, profundas y amplias; y así, el ser humano ha llegado al conocimiento en todas sus áreas. El desarrollo de la humanidad ha sido a través de personas que no se limitan a lo que saben, sino buscan y cuestionan todo y descubren todas las posibilidades; basta decir que el conocimiento del todo aún, creo, es infinito.

Otro aspecto muy interesante es que, en este tempo, todo emprendedor debe tener y desarrollar creatividad.  Tan así, que algunos expertos en el estudio de la creatividad, como A. Runco, de la Universidad Estatal de California, establecen relaciones entre la creatividad y la capacidad de realizar preguntas.

 “La creatividad es la inteligencia divirtiéndose” Albert Einstein.

A CONSIDERAR

“Un dato curioso es que los niños menores de seis años realizan unas cien preguntas al día a sus padres (Bronson, y Merryman, 2010).”

“Esta es una cantidad realmente considerable, siendo un motivo a veces de preocupación y de cansancio para los adultos, tanto es así que popularmente, la edad entre los tres y seis años es conocida como “la edad de las preguntas”.

“Esta edad está claramente delimitada, ya que la cantidad de preguntas que los niños realizan, va descendiendo drásticamente a partir de los seis años de edad, edad en la que comienza la educación primaria (Bronson y Merryman, 2010)”.

Creo que es importante tener cuidado y evitar un error común que hacemos los papás (probablemente muchos maestros) y es, ponerle al hijo que pregunta mucho el adjetivo “preguntón”, como algo negativo y señalar al hijo, al alumno o al amigo del hijo como  “bueno”, “tranquilo” ,“no molesta” porque no pregunta, pero en realidad, lo que está pasando, es que ese niño pasa desapercibido, cuando en realidad, los niños al preguntar están manifestando un hambre de conocimiento que es del todo positivo.

Otro punto a considerar es,que los niños no tienen filtro y a veces realizan preguntas incómodas o inapropiadas debido al momento o lugar en el que nos encontramos, pero en cualquier caso, debemos ser conscientes que estas preguntas son realizadas por el afán auténtico y verdadero de conocer y aprender, motivados por la curiosidad que mantienen muy viva. Lo que debemos hacer es explicarles que “ahora no es el momento, pero más tarde lo platicamos”; y podemos usar una estrategia y decirles “hijo que no se te olvide la pregunta, me lo acuerdas” y seguramente nos lo va a volver a preguntar. Pero es muy importante que no se quede con la duda, (aunque sea incómoda o no sepamos la respuesta en el momento) porque la pregunta es la voz del niño, son sus ganas de aprender, sus inquietudes, sus pensamientos, y desde toda esa complejidad e individualidad deben ser tratadas.

Encontré esta reflexión que me encantó y se las comparto:

…El niño me enseña que, como adulto, yo también puedo crecer, que existe la posibilidad de vivir la vida de forma diferente (Van Manen, 2010, p. 51).

Sin lugar a dudas, a veces los niños con sus preguntas nos van a calar los huesos y serán el motor para nuevas introspecciones, formular nuevas hipótesis de nosotros mismos o nos ayudarán a replantear el modo ver, creer y pensar de las cosas, llevándonos a una transformación.

POR LO TANTO

Las preguntas son una fuente importante de crecimiento y aprendizaje, no solo para los niños, sino para las personas en general y sus primeras formulaciones se dan en la primera infancia, siendo necesario que el gusto por realizar (a nosotros mismos y a los demás) preguntas se mantenga durante toda nuestra vida.

Desde mi experiencia te invito a seguir con tu trabajo de agricultor, nunca dejes de preguntarte, continua la tarea de auto conocerte, para que siempre estés consciente de tu propósito de vida y recuerdes que tu igual eres cosecha. Y haciendo esto vida, te será fácil inducir a tus hijos a hacer muchas preguntar, a desarrollar la capacidad de querer aprender, de sorprenderse, de buscar lo que no entendemos y de reflexionar para que ellos igual logren deducir respuestas.

Un ejemplo lindo y sencillo para iniciar un diálogo de preguntas, aprovechando la cuarentena pudiera ser … pasear por el jardín e invítalos a observar todo lo que los rodea, pregúntales que ven, que tipo de plantas hay, si saben cómo crecen, de que se alimentan las flores… uff infinidad de preguntas, respuestas y relaciones amorosas pueden salir de un paseo en nuestro jardín. Otra opción es un paseo en la sala, para observar todo lo que hay y puedes preguntar ¿de material están hechos los muebles?  ¿sabes cómo se hacen?… en fin, son solo ideas, pero puedes hacer preguntas más profundas y platicar de sus emociones. ¿sabes que siente tu cuerpo cuando te ríes? ¿sabes por qué papá y mamá te aman tanto? Hay muchísimas preguntas generadoras de grandes temas para los niños que mueven su creatividad y curiosidad, pero, sobre todo, te darán información privilegiada de ellos.  Otros ejemplos son las preguntas del espacio o cómo surgió el coronavirus y que ha traído al mundo, que ha pasado con la naturaleza… eso sí, toda pregunta requiere una respuesta verdadera y apropiada, mientras más sencilla y clara sea, será más confortante para la mente del niño.

No pierdas esta oportunidad maravillosa que esta vida nos está dando, para informarte y conocer todo lo que podemos hacer con los niños, para garantizar la cosecha.  Fomentemos y reforcemos la capacidad de nuestros hijos de hacer preguntas, que podamos juntos construir las respuestas y nuevas preguntas, haciendo que se desarrolle su aprendizaje, lenguaje y creatividad. Elevemos su autoestima para que siempre consideren hacer preguntas en todos los ambientes en los que estén, de forma adecuada y respetuosa.

Este es solo un aspecto del aprendizaje, un abono sencillo y fácil pero importante de considerar, pero hay mucho más…

Y recuerda que para nosotros los adultos, es necesario recordar y volver a adquirir la curiosidad, como base para sorprendernos y querer saber más, darnos momentos de silencio e introspección y volver a revisar nuestro interior para retomar nuestra propia siembra y cosecha…

QUISIERA TERMINAR COMO INICIÉ

Los pensamientos forjan tu destino y la calidad de vida depende de la calidad de tus pensamientos, lo que sembremos en nuestra mente es lo que nuestra mente va a cosechar. Cuida lo que siembras y aleja el miedo; enseñemos a nuestros hijos a tener siempre deseos de aprender, de interiorizar, investigar, de abonar sabiduría a sus vidas, para que sean los mejores cosechadores de felicidad y el día de mañana sean grandes agricultores de vida y continúen la siembra.

Xiomara Sosa V.

Mérida, Yucatán.

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